La normalidad era el problema
Todavía estamos en la curva ascendente de esta maldita montaña rusa de la pandemia. Hay mucha gente que ya está hablando y escribiendo sobre cómo va a ser «la vuelta a la normalidad».
Espero que nunca volvamos a la normalidad, porque la normalidad ha sido el problema.
Ha sido la normalidad robar el dinero de todos a manos llenas, defraudar, desmantelar los sistemas públicos de salud en favor de los privados, dejar tirados a los menos favorecidos, engañarnos con fuegos artificiales y tracas mientras los más ilustras apellidos y los más arribistas se llevaban por la puerta de atrás el botín.
Espero que no vuelva la normalidad, que no vuelva la Junta de Accionistas a decirnos que este año hemos subido el dividendo y ya van 5 años seguidos que conseguimos aumentar las ventas. Pero no te dicen a costa de qué, y la verdad, tampoco te importa.
La normalidad ha sido modelar un sistema social en el que tanto tienes, tanto vales. Un sistema en el que se abandonan los pueblos y su sector primario para arremolinarnos en 30 metros cuadrados en el centro de una ciudad sin alma pero con una buena velocidad de internet.
Una normalidad que te trae productos de países a decenas de miles de kilómetros, en avión o en barco, mientras en los frutales de tu pueblo se pudren las naranjas en la rama porque no hay quien las coja.
No quiero volver a la normalidad de hacer coser a personas en la otra punta del mundo, algunas ni siquiera adolescentes, para poder comprar una camiseta, usarla y tirarla, varias veces al mes.
Espero no volver a la normalidad en la que mi planeta se está muriendo porque hay que producir más y más barato para seguir consumiendo, aunque ya no se pueda respirar, aunque el mar suba y suba y suba y la selva que nos da aire quede reducida a barro.
Espero no volver a la normalidad en la que millones de personas que huyen de la guerra y el hambre que nosotros mismos hemos consentido morían en el Mediterráneo, en Africa, o en las mismas puertas de Europa.
Si cuando pase la pandemia todo vuelve a la normalidad, no habremos aprendido nada porque la normalidad era el problema.