VI Edición Premios José Antonio Labordeta

VI Edición Premios José Antonio Labordeta
Hoy es uno de esos días en los que me da rabia estar lejos de mi Zaragoza.
A las 19:30, en el Teatro Principal, se entregan los Premios José Antonio Labordeta y no voy a poder estar, al menos físicamente, en la ceremonia en la que el actor Miguel Ángel Tirado (Marianico el Corto), la filóloga y escritora Irene Vallejo, la pintora Julia Dorado, el escritor y periodista Antón Castro, Casa Pascualillo y las ucis de los hospitales aragoneses recibirán el merecido galardón. Además, se rendirá homenaje a Joaquín Carbonell.
Demasiadas emociones en un solo día.
Corría el año 1985. Yo trabajaba en la desaparecida Radio 80 de Zaragoza, con Eulogio López de director. Ideamos un espacio de humor para las tardes, y comenzamos a buscar un partner para el programa.
En el también desaparecido café Variedas, actuaba un humorista que entonces ya apuntaba maneras: Miguel Angel Tirado, en su papel de Marianico el corto.
Y un día, después del show, acordamos con él los 60 minutos más disparatados de la radio comercial en esa época. Se llamaba «La hora de Marianico el corto» y un servidor y Miguel Angel estuvimos en antena creo recordar que casi un año. El programa se convirtió en uno de los más escuchados de entonces.
Creo que ya lo he contado alguna vez, pero da igual: Un día, España jugaba esa misma tarde un partido de fútbol frente a Francia, y durante el programa narramos el hipotético partido cual si fuera una de las batallas de la guerra de la independencia. Fue absolutamente surrealista.
Al día siguiente, Miguel Angel no pudo venir al programa porque tenía un bolo en Madrid -la radio no daba para pagar todas las facturas- y no se nos ocurrió otra cosa que dar la noticia falsa de que lo habían detenido por injurias a la república francesa, por la narración del partido.
Inmediatamente, los teléfonos de radio 80 comenzaron a sonar. Eran llamadas de oyentes encolerizados por la supuesta detención. Querían ir a la puerta de la comisaría donde estaba «detenido», asaltarla y liberarlo.
Para no mentir, no las contamos, pero la hora completa se dedicó a poner en antena a los indignados.
Cuando vimos que la gracia se nos había ido de las manos, tuvimos que explicar la realidad de la situación, y las aguas volvieron a su cauce. Al día siguiente, tuvimos que disculparnos, ya con Miguel Angel en la emisora.
Quizá fue la primera fake news de la radio..
Durante el tiempo que conviví con Miguel Angel en el programa, descubrí la humanidad en persona, la dignidad y la profesionalidad. Eso que ahora llaman «buena gente».
En el futuro volvería a formar pareja cómica con Miguel Angel, cuando haciendo yo la mili en la base aérea de Zaragoza (Regimiento de Artillería Antiaérea 72), abusé de su amistad y le coloqué una actuación que tuve que organizar para el día de Santa Bárbara. Marianico ganó amigos en las milicias y yo un mes de permiso…
Volvimos a coincidir en mi actual residencia en Alicante, cuando Miguel Angel actuó en las fiestas patronales del pequeño pueblo alicantino donde vivo. La misma humanidad, la misma buena gente.
Hoy me encantaría estar presente para renovarle mis votos, y darle de nuevo las gracias por su ejemplo y por su amistad.
Antón también entra dentro de la categoría de buena gente. Apuntaba maneras cuando lo conocí en el periódico El Día, donde derramaba sus textos con una fluidez que me encandilaba, y lo sigue haciendo cada vez que publica.
Como jugador de fútbol no acabó de cuajar en la liga que organizamos junto a otros medios de comunicación y gabinetes de prensa, pero bueno, lo suplía con su vasto conocimiento sobre el fútbol.
Volví a coincidir con él en el 25 aniversario del cierre de El Día, donde nos juntamos las viejas glorias para reir y llorar. Seguía igual de Antón Castro que siempre.
Y qué decir de Casa Pascualillo que no se haya dicho ya: Los mejores platos, las cigalas de la huerta y las mejores sobremesas, endulzadas con café y postre. Esta maldita pandemia se está llevando vidas y memoria, como la de Joaquín Carbonell, con quien también compartí pupitre en El Día.
A Irene Vallejo no tengo el gusto de conocer personalmente -hace decenas de años que no vivo en Zaragoza- pero he tenido el placer de leerla. Es uno de los premios más merecidos de esta noche.
Y la pintora y grabadora Julia Dorado, que 4 años antes de que yo naciera ya recibía la medalla de plata de dibujo en un certamen en Zaragoza, poco se puede añadir: Una de las artistas más relevantes a nivel internacional.
Las UCI’s aragonesas también tendrán su reconocimiento esta tarde. La sanidad, la gran olvidada de los mercados, la gran abusada de las privatizaciones, el mejor servicio que tenemos en este país y el que más cornadas ha recibido en los momentos en los que más deberíamos quererla… Más que un homenaje deberíamos hacer una reivindicación.
Demasiadas emociones juntas esta tarde en el Principal. Allí estaré, aunque sea en straming.
Foto de Portada: Guillermo Mestre (Heraldo de Aragón)

Miguel Angel Tirado

Antón Castro

Irene Vallejo

Julia Dorado

Casa Pascualillo

UCI's aragonesas